Cirugía convencional endoscópica

La endoscopia es la observación directa de un órgano o cavidad mediante un endoscopio que se introduce a través de orificios naturales o de pequeñas incisiones en la piel.

De esta manera, obtenemos una información más concreta y fiable que utilizando otras técnicas exploratorias externas.

Este procedimiento se utiliza tanto con fines diagnósticos como para el tratamiento de trastornos ginecológicos Así se obtiene una información más fiable que las aportadas por otras exploraciones externas, como el examen físico, la ecografía o las técnicas radiológicas.

¿Qué ventajas tiene la endoscopia sobre la cirugía tradicional?

La endoscopia ginecológica, es una técnica de mínima invasión, que en comparación con la vía tradicional, intenta reducir la morbilidad y/o complicaciones postoperatorias del acto quirúrgico, manteniendo la efectividad y la seguridad del procedimiento.

Las ventajas que ofrece, frente a la cirugía convencional, son varias: menor incisión con reducción del traumatismo de los tejidos musculares, reducción en la tasa de infecciones, menor dolor postquirúrgico, con disminución del consumo de analgésicos, rápida incorporación a la actividad cotidiana y laboral, y mejor resultado estético, la cicatriz no supera los 1,5 – 2 centímetros.

¿Qué vías de abordaje tenemos?

La cirugía endoscópica ginecológica incluye dos grandes grupos en función de la vía de abordaje:

• CIRUGÍA HISTEROSCOPICA

• CIRUGÍA LAPAROSCOPICA

HISTEROSCOPIA

Se trata de un procedimiento que permite obtener la visión directa del interior de la cavidad uterina o matriz.

Para ello, se introduce un pequeño telescopio llamado histeroscopio, cuyo grosor es de 4 a 5 milímetros, a través del cuello uterino, y por medio de soluciones líquidas se logra distender la cavidad uterina.

No es necesario practicar puntos o suturas ni incisiones en la piel porque se emplea el orificio natural del cuello del útero. La intervención se realiza habitualmente sin necesidad de anestesia, si bien en ocasiones se realiza con anestesia local. Suele durar entre 20 y 30 minutos, y se realiza de forma ambulatoria, es decir la paciente puede regresar a casa el mismo día del procedimiento.

LAPAROSCOPIA

Se realiza bajo anestesia general, por lo que precisa de un estudio preoperatorio y valoración por el anestesiólogo previos a la intervención. Consiste en la introducción de CO2 en la cavidad abdominal mediante una aguja insertada a través del abdomen a nivel del ombligo.

Una vez conseguida la distensión de la cavidad abdominal, se introducen unos trócares ó guías de 5 y 10 mm, a través de los cuales se colocan los elementos de trabajo (óptica, tijeras, pinzas de prensión, coaguladores, etc.). Generalmente el trócar umbilical de 10 mm se utiliza para introducir la óptica y se acompaña de uno ó dos trócares accesorios, normalmente de 5 mm, colocados en la parte baja y externa del abdomen para los instrumentos de trabajo.

Cada día un mayor número de cirujanos ginecólogos prefieren la endoscopia como vía de abordaje inicial en una variedad de padecimientos.

Tanto la histeroscopia como la laparoscopia se han convertido en el estándar terapéutico de oro para una variedad de padecimientos, tales como: adherencias pélvicas, endometriosis, tabiques uterinos, protocolos de infertilidad, dolor pélvico crónico, masas benignas, embarazo ectópico, hasta llegar a cirugías de mayor complejidad como las miomectomías, histerectomías laparoscópicas, cánceres ginecológicos, pacientes con sangrado uterino anormal, e incluso para retirar dispositivos intrauterinos (DIU) traslocados.

Alteraciones como la infertilidad, miomatosis uterinas, pólipos endometriales y hemorragias vaginales, pueden ser tratados a través de la endoscopia ginecológica, un procedimiento quirúrgico que emplea instrumentos ópticos, especialmente diseñados para ayudar al diagnóstico de desórdenes o patologías más frecuentes en la mujer.